Ser pareja de un runner...
- Sara Rubio
- 10 nov 2015
- 2 Min. de lectura
.Este fin de semana he estado en San Sebastián. No de fin de semana romántico. Os cuento. El domingo más de 30.000 runners corrían los 20K de la Behobia. Una carrera que lleva celebrándose desde 1919. Yo no corrí, por supuesto. Quienes me conocen no tienen duda, y quienes no... ya se lo digo yo. Yo no soy runner. Pero vivo con uno y eso muchas veces es más cansado que salir a correr... con cariño ;)
Que un runner te hable de lo que significa una carrera para él, no tiene gracia. Ellos lo viven, lo sienten. Ellos llevan meses preparándose. Tienen muchos kilómetros de entranamiento a sus espaldas. Han hecho un esfuerzo, a veces sobrehumano, para estar a punto. Pero por el camino se lesionan e incluso pierden las uñas de los pies (sí, esa es una de las cosas tan agradables que les pasa a los runners).
Pero ellos van siempre con una sonrisa dibujada en la cara. Por eso que un runner te hable de lo que significa una carrera para él, no tiene gracia.Pero que te hable la pareja de uno, eso sí la tiene. Porque aunque no lo parezca, también nosotros nos preparamos durante meses para ese día. Sufrimos ausencias los fines de semana, aceptamos la dieta del corredor como propia. Aguantamos conversaciones monotemáticas de sus amigos "los runners". Aceptamos como fines de semana románticos los fines de semana de carrera. Aprendemos un vocabulario técnico, que en el fondo, no entendemos del todo bien. Corremos carreras populares por sentir eso tan increíble que te cuenta... Todo eso, todo, exige un entrenamiento muy duro, hasta el punto que nosotros, los acompañantes, también cruzamos ese muro del que ellos tanto hablan.
Pero cuando llega el DÍA de la carrera, todo eso pasa a un segundo plano. Ese día todo son nervios. Te levantas con un nudo en el estómago que no se deshace hasta que él llega a la meta. Ese día apenas desayunas pensando en si terminará, si conseguirá hacer su marca, si aguantará, si disfrutará... porque al fin y al cabo, lo importante es eso: disfrutar animando y disfrutar corriendo bonito. En definitiva, el día de la carrera te conviertes en esa persona a la que él está deseando ver y abrazar al cruzar la meta. Porque cuando eso pasa, el crono se ha parado y tú, así, sin darte cuenta, te conviertes en su segunda medalla. Y él, en tu máximo orgullo.
Os dejo el vídeo, precisamente de ese momento. La llegada a la meta de la Behobia-San Sebastián de este fin de semana.
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